Esta receta te va a sorprender y encantar a partes iguales.

Por un lado es tremendamente sencilla y rápida de preparar y por otro el sabor está tan logrado, que parece que estás comiendo unas auténticas galletas oreo.
No suelen durarnos mucho, así que desde que descubrí la receta, las hemos preparado un montón de veces.
Como te digo es tan sencillo que no me da nada de pereza ponerme, la pena es que las terminemos con la misma velocidad.
INGREDIENTES GALLETAS:
- 160 g de harina de repostería
- 95 g de caca en polvo
- 100 g de azúcar moreno
- 1/2 cdta. de bicarbonato
- Sal
- 70 g de mantequilla
- 1 huevo

INGREDIENTES RELLENO:
- 60 g de mantequilla
- 105 g de azúcar glasé
- 1 cdta. de agua caliente
- Extracto de vainilla
PREPARACIÓN:
Ponemos el huevo y la mantequilla en el bol de nuestro amasador y blanqueamos a velocidad media, añadimos el huevo y seguimos removiendo.
Por otro lado mezclamos y tamizamos repetidas veces el cacao, la harina, el bicarbonato y la sal.
En este punto yo quito el bol de la amasadora e íntegro la harina a con ayuda de una espátula. La mezcla adquiere una apariencia de tierra.

Vuelco la mezcla sobre papel transparente y haciendo un paquetito, término de amasarlo ahí, de modo que el calor de mis manos funda la mantequilla y empape la harina y el cacao. Al final adquiere una apariencia oscura y brillante.

Hay que dejar reposar la masa como poco media hora en la nevera antes de estirarla. Precalentamos el horno a 180°C y con ayuda de dos hojas de papel de horno y un rodillo estiramos la masa hasta dejarla fina, ten en cuenta que cada galleta estará formada por dos tapas y el relleno, si las dejas muy gruesas será un mazacote.

Ayúdate de un cortador redondo o del que más te guste, para dar forma a tus galletas. Junta los restos de masa sobrante y vuélvelo a estirar tantas veces como necesites para formar tus galletas y no desaprovechar nada de masa.

Son bastante delicadas, así que me voy ayudando de una espátula para ponerlas en la bandeja del horno. Es una masa sin levadura que no crece durante la cocción, así que no es necesario dejar mucho espacio entre ellas.

Hornéalas ocho o diez minutos, y una vez fuera, déjalas un par de minutos más sobre la bandeja antes de ponerlas en la rejilla para que enfríen totalmente. Ayúdate nuevamente de la espátula para no quemarte ni romper las galletas.

Mientras las galletas enfrían, aprovecho para preparar el relleno. Con ayuda de la pala de la amasadora blanqueo la mantequilla a velocidad alta. Incorporo el azúcar glasé y voy elevando la velocidad poco a poco. Cuando está todo bien integrado añado un poco de extracto de vainilla y la cucharadita de agua caliente.
Solo queda rellenar nuestras galletas para empezar a disfrutarlas.

Sale bastante cantidad de galletas, pero con lo buenas que están te parecerá muy poca… estoy deseando que las pruebes y me des tu veredicto.
