Hoy te traigo unas deliciosas galletas de crema de cacahuete. Es un sabor que ahora está bastante de moda y se utiliza para acompañar muchos platos dulces.
A mí siempre me recuerda a cuando éramos pequeños y mi tía nos traía botes y botes de EEUU que mi hermano devoraba.

La receta es muy rápida y sencilla de hacer y el resultado es fantástico.
Yo no compro la mantequilla de cacahuete que venden preparada, soy más de pelar medio kilo de cacahuetes tostados y hacer mi propia crema. Es tan sencillo como pelarlos y triturarlos, puedes dejarlos muy pasados para que la crema sea suave o un poco menos para tener algún tropezón. ¡Casero y al gusto, una maravilla!
INGREDIENTES:
- 260 g de harina
- 170 g de mantequilla punto pomada
- 185 g de crema de cacahuete
- 100 g de azúcar moreno
- 50 g de azúcar blanco
- 1 huevo
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1 pizca de sal
- 2 cucharaditas de esencia de vainilla
- 1/2 cucharadita de canela (opcional)
PREPARACIÓN:
Para lograr un acabado más fino, tritura el azúcar blanco y moreno en la Thermomix, aunque este paso no es obligatorio.
Tamiza la harina, bicarbonato, canela y sal.
Bate la mantequilla a velocidad media-alta hasta que blanquee.
Añade la crema de cacahuete y sigue batiendo a la misma velocidad hasta que tengas una mezcla cremosa.
Añade los azúcares y bate un par de minutos más.
Reduce un poco la velocidad y agrega el huevo y la vainilla.
Con el amasador a la mínima potencia o incluso a mano, con ayuda de una espátula, integra la harina en tres tandas.
La masa queda muy suave y manejable.
Déjala reposar una hora en la nevera. Pasado ese tiempo precalienta el horno a 180ºC y mientas va cogiendo temperatura, forma pequeñas bolas con la masa, más o menos del tamaño de una cucharita.
Repártelas en una bandeja de horno bien separadas entre ellas y con ayuda de un tenedor chafalas dos veces, en vertical y horizontal para lograr esa característica forma enrejada en su superficie.
Si el tenedor se pega en las galletas, pásalo por un poco de harina.
Por último hornea 12-15 min o hasta que veas que se doran los bordes.

Las galletas salen del horno tremendamente blandas, es mejor dejarlas reposar cinco minutos en la misma bandeja antes de pasarlas con cuidado a una rejilla para que se enfríenlos completamente.
Las galletas quedan con una textura perfecta, gruesas, tiernas y nada empalagosas. Son perfectas para acompañar el café de la merienda o desayunas mojadas en leche.
En casa siempre triunfan.
